Leonard Bloomfield (Chicago 1 de abril de 1887 - New Haven 18 de abril de 1949)
Filólogo y lingüista norteamericano. Estudió en las universidades de Harvard y Chicago, y se licenció por esta última universidad en 1909. Enseñó Filología y Lingüística en Chicago y en Yale, donde trabajó como profesor desde 1940 hasta su muerte. Indoeuropeísta y germanista, se interesó también por las lenguas malayopolinesias y amerindias, que describió con detalle.
Pero su importancia en el ámbito de la lingüística moderna (inmersa en la lingüística estadounidense, cuya corriente principal se definió como postbloomfieldiana) se debe sobre todo a sus posiciones teóricas. En 1914 vio la luz su primer manual, An Introduction to the Study of Language; en 1925 fundó la revista Language; y en 1933 publicó su obra maestra, titulada también Language (El lenguaje).
Aunque el título coincide con el del libro de E. Sapir, el espíritu y el método de sus posiciones son radicalmente distintos. Bloomfield quiso aplicar un método rigurosamente científico. Se planteó problemas teóricos y los resolvió a través del operacionismo (o sea, recurriendo únicamente a proposiciones iniciales y a previsiones que implicaran operaciones materiales determinadas) y del fisicalismo (es decir, utilizando sólo términos derivados, mediante rígidas definiciones, de un conjunto de términos cotidianos referidos a hechos físicos). Aplicando estos principios, colaboró en la elaboración de la Enciclopedia universal de la ciencia unificada.
Según las teorías de Bloomfield, los hechos lingüísticos se reducen a un conjunto de segmentos físicamente determinables dispuestos conforme a un esquema de estímulo-respuesta, en el que la única realidad efectiva es el comportamiento individual, manifestado por medio de una serie de actos de habla en su aspecto físico. El antimentalismo de Bloomfield elude sistemáticamente recurrir al estudio de las operaciones mentales del hablante. Se fija únicamente en los actos de habla, en hechos materiales perfectamente delimitados y concretos.
Para su estudio, estos actos de habla ("utterances") deben ser descompuestos en segmentos menores (constituyentes inmediatos) hasta llegar a los constituyentes últimos o morfemas, las unidades gramaticales mínimas. Por otra parte, la concepción bloomfieldiana sitúa el significado fuera del campo de estudio de la lingüística, al considerarlo como un conjunto de hechos prácticos relacionados con el enunciado. De este modo, el significado es un hecho extralingüístico que debe ser considerado por ciencias particulares.
En realidad, por las propias exigencias de la descripción, Bloomfield contravino estos principios, pues tuvo que reconocer que para describir y delimitar las unidades lingüísticas (el fonema es una unidad mínima dentro del ámbito de los rasgos fónicos distintivos) es necesario basarse en el significado. Así, por ejemplo, se refirió a la connotación definiéndola como el halo emocional que acompaña a la referencia denotativa, propiamente semántica, reconociendo que la descripción del significado es el punto débil en el estudio del lenguaje. Finalmente, cabe recordar que Bloomfield conoció y recibió la influencia de Saussure, al que citó en sus obras.