2014年12月30日火曜日

今年の名作映画 (El Mundo紙選) El mejor cine español de 2014

日本にはあまりスペイン映画は紹介されませんが、この五本くらいは何とかならないでしょうか。

El espaldarazo del Festival de San Sebastián a Magical Girl -Concha de Plata a la Mejor Película y al Mejor Director-, sin duda una de las películas españolas más revulsivas y sorprendentes de los últimos años, aupaba a Carlos Vermut desde la semiclandestinidad al reconocimiento unánime de su talento. El público ha sintonizado más en todo caso con La isla mínima, que propulsa el thriller nacional a una nueva cota de calidad, mientras que el resto de filmes españoles destacados por nuestros críticos se caracterizan por su voluntad de explorar caminos estéticos y narrativos poco transitados, sea desde la contemporaneidad y sus crisis o desde el relato histórico.


1. Magical Girl

Carlos Vermut

Con Diamond Flash descubrimos a Carlos Vermut, un autor poderoso, un director debutante pero en plenitud de facultades que, desafiando convencionalismos, lograba un filme tan hermoso como inquietante. Magical Girl, presentada en San Sebastián entre grandes aplausos, significa un paso más allá en un universo fascinante, original y único: es como un soplo de aire fresco, un chorro de vitalidad, inteligencia y creatividad que remueve los cimientos del cine patrio dejando una huella que marcará un tiempo. Vermut es un autor con una mirada tan personal como necesaria, tan brillante como profunda, un creador que realmente tiene algo que contar y cuyo cine nos recuerda que este es un arte vivo, que más allá de los convencionalismos de la taquilla y la masificación sigue habiendo espacio para la imaginación, el riesgo y la voluntad de trascender. Magical Girl nos cuenta los desvelos de un padre por conseguir dinero para comprarle un vestido a su hija enferma de leucemia. Pensando en los que aún no la hayan visto conviene no desvelar demasiado el argumento, pero en ese mosaico también aparece una ama de casa adinerada que “solo” ve la tele y un profesor jubilado y ex convicto dispuesto a todo por el amor de su vida. Este improbable trío deambula de forma siniestra por un Madrid empobrecido en el que la crisis es omnipresente. Un entorno asfixiante que el cine de Vermut, con sutil precisión, capta creando un filme que como todo gran cine es un hijo directo de su época. Vayan a verla sin demorarse mucho porque ningún amante del cine debería perdérsela.


2. La isla mínima

Alberto Rodríguez

Son muchos los filmes que han tratado de contarnos la historia de España de las más diversas maneras. La isla mínima nos proporciona todo aquello para lo que sirve el cine, mostrarnos el camino del corazón de los personajes, explicarnos esas historias pequeñas que nos cuentan mucho mejor que cien tratados sociológicos cómo se respiraba y se sentía en un tiempo concreto. La isla mínima, de Alberto Rodríguez, es una de esas grandes películas capaces de contarnos una época y al mismo tiempo una gran historia humana, es un filme que no da lecciones de nada pero que nos abre una ventana a esa España postfranquista marcada por el desconcierto y la tensión, en la que una parte del país atisbaba su decadencia y otra alcanzaba el poder de forma titubeante.

3. Hermosa juventud

Jaime Rosales

Hermosa juventud es la menos platónica de todas las películas de Jaime Rosales, la más imperfecta, la menos pensada, la más pendiente de la rugosidad de la superficie. Y, sin embargo, por ello mismo, se antoja la más acabada, la más cerca del ideal de belleza radical al que desde el principio aspira su cine. La idea de la cinta es sencilla. Se trata de inmiscuirse en la vida ajena para capturar el ritmo monótono de los gestos repetidos. Más en concreto, de la vida de dos jóvenes (los actores Ingrid García Jonsson y Carlos Rodríguez) a fecha de hoy. Tan cercano y tan raro a la vez. Toda la película no persigue otra cosa que dibujar el perfil, si se quiere anodino, de lo que escapa necesariamente a la atención. Y desde ahí, desde lo común, capturar la realidad.

4. Stella candente

Luis Miñarro

Luis Miñarro, productor de algunos de los mejores títulos de los últimos años, nos embarca en su tercer largometraje como director, Stella Candente, en una original aproximación al frustrado reinado de Amadeo de Saboya en el convulso siglo XIX español. Miñarro nos descubre un rey tan breve como olvidado en una época marcada por la inestabilidad política, el empobrecimiento y la lucha de los estamentos tradicionales por mantener sus privilegios en unos tiempos en los que corrían aires liberales. Asistimos a la impotencia de un rey ilustrado que nada puede hacer contra unos poderes fácticos que lo tratan como una marioneta y que vive enclaustrado en su castillo marcado por las tensiones sexuales. Todo a través de una “narrativa no lineal”.

5. Diez mil kilómetros

Carlos Marqués-Marcet

La joven Alex (Natalia Tena) se traslada a Los Angeles, becada por una residencia de artistas durante un año, y su novio Sergi (David Verdaguer) se queda en Barcelona, esperando el regreso. ¿Se romperá una relación de siete años tras el paréntesis de la ausencia? Es la premisa argumental de 10.000 km, ópera prima con la que Carlos Marques-Marcet ganó la última edición del Festival de Málaga. Un melodrama sentimental de última generación que añade una cuestión más crucial a su propuesta: ¿podrá el plano-contraplano de la videoconferencia romper esa distancia? No hay más que sus rutinas y sus chats... El relato se cierra sobre ellos, los cerca y observa como cobayas de un experimento conyugal que también tiene algo de experimento fílmico.




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