El espaldarazo del Festival de San Sebastián a Magical Girl -Concha de Plata a la Mejor Película y al Mejor Director-, sin duda una de las películas españolas más revulsivas y sorprendentes de los últimos años, aupaba a Carlos Vermut desde la semiclandestinidad al reconocimiento unánime de su talento. El público ha sintonizado más en todo caso con La isla mínima, que propulsa el thriller nacional a una nueva cota de calidad, mientras que el resto de filmes españoles destacados por nuestros críticos se caracterizan por su voluntad de explorar caminos estéticos y narrativos poco transitados, sea desde la contemporaneidad y sus crisis o desde el relato histórico.
¡Viva España!, toros, literatura, idiomas, cine, Japón y mucho más. La vida es sueño. Somos mortales. (¿Almas en pena?) ¡Disfrutemos de la vida breve, pasajera y perecedera! 人, 言語. 文化・芸術, valores, 価値観, 多様性, diversidad, 祭, 旅, sol y sombra. Hay de todo. Caleidoscópico. Lo efímero. 夢に現に. buenas adquisiciones, 趣味・良品 Obras maestras desconocidas.// serendipia // 西語対面特訓好評受付中. お申し込みはウェブ・バージョンにて 右欄の連絡フォームで. el mejor profesor de gran solvencia profesional, con experiencia / スペイン百科&百貨 con deleite
2014年12月30日火曜日
今年の名作映画 (El Mundo紙選) El mejor cine español de 2014
日本にはあまりスペイン映画は紹介されませんが、この五本くらいは何とかならないでしょうか。
El espaldarazo del Festival de San Sebastián a Magical Girl -Concha de Plata a la Mejor Película y al Mejor Director-, sin duda una de las películas españolas más revulsivas y sorprendentes de los últimos años, aupaba a Carlos Vermut desde la semiclandestinidad al reconocimiento unánime de su talento. El público ha sintonizado más en todo caso con La isla mínima, que propulsa el thriller nacional a una nueva cota de calidad, mientras que el resto de filmes españoles destacados por nuestros críticos se caracterizan por su voluntad de explorar caminos estéticos y narrativos poco transitados, sea desde la contemporaneidad y sus crisis o desde el relato histórico.
Con Diamond Flash
descubrimos a Carlos Vermut, un autor poderoso, un director debutante
pero en plenitud de facultades que, desafiando convencionalismos,
lograba un filme tan hermoso como inquietante. Magical Girl, presentada en San Sebastián entre grandes aplausos, significa un paso más allá en un universo fascinante, original y único:
es como un soplo de aire fresco, un chorro de vitalidad, inteligencia y
creatividad que remueve los cimientos del cine patrio dejando una huella que marcará un tiempo.
Vermut es un autor con una mirada tan personal como necesaria, tan
brillante como profunda, un creador que realmente tiene algo que contar y
cuyo cine nos recuerda que este es un arte vivo, que más allá de los
convencionalismos de la taquilla y la masificación sigue habiendo
espacio para la imaginación, el riesgo y la voluntad de trascender. Magical Girl nos
cuenta los desvelos de un padre por conseguir dinero para comprarle un
vestido a su hija enferma de leucemia. Pensando en los que aún no la
hayan visto conviene no desvelar demasiado el argumento, pero en ese
mosaico también aparece una ama de casa adinerada que “solo” ve la tele y
un profesor jubilado y ex convicto dispuesto a todo por el amor de su
vida. Este improbable trío deambula de forma siniestra por un Madrid
empobrecido en el que la crisis es omnipresente. Un entorno asfixiante
que el cine de Vermut, con sutil precisión, capta creando un filme que
como todo gran cine es un hijo directo de su época. Vayan a verla sin
demorarse mucho porque ningún amante del cine debería perdérsela.
Son muchos los filmes que han tratado de contarnos la historia de España de las más diversas maneras. La isla mínima nos proporciona todo aquello para lo que sirve el cine, mostrarnos el camino del corazón de los personajes, explicarnos esas historias pequeñas que nos cuentan mucho mejor que cien tratados sociológicos cómo se respiraba y se sentía en un tiempo concreto. La isla mínima,
de Alberto Rodríguez, es una de esas grandes películas capaces de
contarnos una época y al mismo tiempo una gran historia humana, es un
filme que no da lecciones de nada pero que nos abre una ventana a esa
España postfranquista marcada por el desconcierto y la tensión, en la
que una parte del país atisbaba su decadencia y otra alcanzaba el poder
de forma titubeante.
Hermosa juventud es la menos platónica de todas las películas
de Jaime Rosales, la más imperfecta, la menos pensada, la más pendiente
de la rugosidad de la superficie. Y, sin embargo, por ello mismo, se
antoja la más acabada, la más cerca del ideal de belleza radical al que
desde el principio aspira su cine. La idea de la cinta es sencilla. Se
trata de inmiscuirse en la vida ajena para capturar el ritmo monótono de los gestos repetidos.
Más en concreto, de la vida de dos jóvenes (los actores Ingrid García
Jonsson y Carlos Rodríguez) a fecha de hoy. Tan cercano y tan raro a la
vez. Toda la película no persigue otra cosa que dibujar el perfil, si se
quiere anodino, de lo que escapa necesariamente a la atención. Y desde
ahí, desde lo común, capturar la realidad.
Luis Miñarro, productor de algunos de los mejores títulos de los últimos
años, nos embarca en su tercer largometraje como director, Stella Candente, en una original aproximación al frustrado reinado de Amadeo de Saboya en el convulso siglo XIX español. Miñarro nos descubre un rey tan breve como olvidado en una época marcada por la inestabilidad política,
el empobrecimiento y la lucha de los estamentos tradicionales por
mantener sus privilegios en unos tiempos en los que corrían aires
liberales. Asistimos a la impotencia de un rey ilustrado que nada puede
hacer contra unos poderes fácticos que lo tratan como una marioneta y
que vive enclaustrado en su castillo marcado por las tensiones sexuales.
Todo a través de una “narrativa no lineal”.
La joven Alex (Natalia Tena) se traslada a Los Angeles, becada por una
residencia de artistas durante un año, y su novio Sergi (David
Verdaguer) se queda en Barcelona, esperando el regreso. ¿Se romperá una
relación de siete años tras el paréntesis de la ausencia? Es la premisa
argumental de 10.000 km, ópera prima con la que Carlos
Marques-Marcet ganó la última edición del Festival de Málaga. Un
melodrama sentimental de última generación que añade una cuestión más
crucial a su propuesta: ¿podrá el plano-contraplano de la videoconferencia romper esa distancia?
No hay más que sus rutinas y sus chats... El relato se cierra sobre
ellos, los cerca y observa como cobayas de un experimento conyugal que
también tiene algo de experimento fílmico.
El espaldarazo del Festival de San Sebastián a Magical Girl -Concha de Plata a la Mejor Película y al Mejor Director-, sin duda una de las películas españolas más revulsivas y sorprendentes de los últimos años, aupaba a Carlos Vermut desde la semiclandestinidad al reconocimiento unánime de su talento. El público ha sintonizado más en todo caso con La isla mínima, que propulsa el thriller nacional a una nueva cota de calidad, mientras que el resto de filmes españoles destacados por nuestros críticos se caracterizan por su voluntad de explorar caminos estéticos y narrativos poco transitados, sea desde la contemporaneidad y sus crisis o desde el relato histórico.