2014年5月21日水曜日

先日のナダル vs 錦織 Nadal sobrevivió a Nishikori


後1歩でした。

El japonés se retiró en el tercer set (2-6, 6-4 y 3-0). Estaba dominando al número uno, que repite título en Madrid, logra el 44º sobre tierra y su 27º Masters 1.000.



Madrid, 11 de mayo de 2014 18:46h

Los cimientos de la tierra temblaban mientras Kei Nishikori bailaba al rey en la Caja Mágica. Un set arriba y 4-2 en el segundo, empujaba a Rafa Nadal al precipicio. Un rey que venía de perder en cuartos de final en Montecarlo y Barcelona y defendía título y 1.000 puntos en Madrid. Entonces, el japonés pidió asistencia al fisioterapeuta por problemas lumbares, comenzó su calvario, mostró una visible cojera, y abrió la puerta al número uno. No pudo más. Perdió la segunda manga y se retiró en la tercera: 2-6, 6-4 y 3-0. La suerte, o la mala suerte del nipón, se alió esta vez con el campeón, que pase lo que pase en Roma la semana próxima llegará número uno a Roland Garros el 25 de mayo.

Fue la peor versión de Nadal en sus cinco partidos en Madrid, donde vino a espantar dudas y conseguir tranquilidad. Y también la mejor de Nishikori, que se levantará hoy top-ten. Eléctrico, como un tenista de dibujos animados transmutó su raqueta en katana. Afilada y precisa. Montándose sobre las bolas fue dibujando golpes que alentaban la sorpresa. El discípulo de Nick Bollettieri, que le moldeó en sus inicios, y Michael Chang, que le aconseja ahora, cortaba el aire.

Los murmullos comenzaban a correr por las gradas de una Caja Mágica llena cuando Nishikori, con un drive eléctrico, colocaba el 4-1. Era el segundo break para el japonés. El primero, en el tercer juego, había llegado tras un enorme peloteo y fue una pequeña herida en la cota de malla de Nadal. Con el segundo provocó ya una hemorragia. El rey de la tierra se iba desangrando entre bolas cortas blandas y otras largas desajustadas (“me pudo la ansiedad”, confesó). Un bloqueo tenístico y mental del que no encontraba forma de salir y que desembocaba en el 6-2 habiendo ofrecido bolas de break en todos sus juegos al saque menos el primero y ganando sólo seis puntos al resto.

En el segundo parcial, el de Shimane, de 24 años, comenzó con break y se marchó al 4-2. Entonces, volvieron los problemas lumbares que le torturaron frente a Feliciano López y David Ferrer (necesitó diez bolas de partido) y pidió la asistencia del fisio. Nadal olió la sangre mientras el nipón cojeaba y, tras una hora y cuarto, aprovechó la séptima bola de rotura de que dispuso en el partido para por fin consolidarla (4-4). La Caja coreaba “¡Sí se puede!”, Nadal rugía y levantaba el puño y ganaba su saque (5-4). El japonés volvía a pedir asistencia. El coloso había despertado y el tenista eléctrico se había cortocircuitado totalmente.

Nishikori perdió el segundo set (6-4) y con 0-3 no pudo más. Entregó la katana. “Estas situaciones son difíciles para todos. Sé cómo se siente. Me pasó algo similar en la final del Abierto de Australia, lo siento mucho por Nishikori porque las cosas le estaban yendo de cara. En el primer set me estaba pegando una paliza”, valoró Nadal mientras el nipón rumiaba la oportunidad perdida. El campeón esta vez, tuvo suerte, repitió título en Madrid, logró el 44º sobre tierra y el 27º Masters 1.000. Los cimientos no tiemblan tanto.