2018年12月7日金曜日

ケベード逮捕(1639) Quevedo detenido / ユゴー 『死刑囚最後の日』新訳本再確認 / 巨人 titán 補「大男の言うことを...」(『ブリキの太鼓』より El tambor de hojalata)

1639年12月7日の夜、理由不明のまま友人メディナセリ公爵の家で逮捕され,レオンのサン・マルコス修道院の地下牢に入れられてしまいました。

Aquel 7 de diciembre, lo sacaron de la cama y en una espectacular acción policial lo condujeron descamisado y sin previo aviso a San Marcos, donde quedó ‘alojado’. Era el invierno de 1639. El sorprendido ‘huésped’, Francisco de Quevedo y Villegas, un afamado y exitoso escritor, de familia hidalga, noble y potentado, de probada gloria en las letras y las camas.

Así iniciaba Quevedo su viaje a León. Pero en San Marcos no le esperaba un lecho con dosel sino un catre frío y solitario.

Apenas 24 horas antes, gozaba en un tálamo del palacio del duque de Medinaceli, a la sazón amigo y mentor, hasta que los alguaciles interrumpieron su sueño. Tenía el hombre 61 años.

De las chimeneas crepitantes del palacio a los rigores de León. Porque no contentos con arrestarle ostentosamente, lo condujeron sin dejarle «cosa alguna», «sin una camisa, ni capa, ni criado, en ayunas», «con más apariencia de ajusticiado que de preso», «en el rigor del invierno», «sin saber a qué, ni porqué, ni adónde», «caminando cincuenta y cinco leguas» hasta el convento Real de San Marcos de León. Su prisión.

Lo que pasó después de ese viaje de entre 5 y 7 kilómetros por cada legua no queda muy claro. Tres años y medio que Quevedo describe con gran sufrimiento, preso, encerrado sin salir, en un torreón primero y una celda subterránea después que algunos historiadores ponen en duda, pues siendo escritor, qué mejor aliado que la pluma para fabular y describir con alegorías su rigor de presidiario como si su alma fuera cuerpo. Pero, sobre todo, siendo Caballero de la Orden Militar de Santiago, se aventuran a imaginar que estaría más bien confinado que prisionero.

Pero saliera por los pasillos, transitara el bellísimo claustro o permaneciera entre cuatro muros, cualquier leonés puede imaginar el frío metido en los huesos, el viento del norte colándose por los rincones, la neblina levantada desde el río, los campos escarchados y el agua congelada en chupiteles como si fueran gárgolas transparentes.

El caballero Quevedo convertido en reo. Su viaje por el interior de San Marcos se puede rastrear aún hoy. Sin más grilletes que las suspicacias de los historiadores. Hay tantas versiones como fabulosa es la historia. Llevan años analizando sus escritos, cotejándolos con los planos, midiendo brújula en mano latitudes, calculando en pies en vez de metros. Porque es enmarañado lo que describe Quevedo de su cautiverio. Para la Red de Paradores, propietaria del Hostal San Marcos, la «prisión en una torre de esta santa casa, tan espaciosa como clara, y abrigada para la presente estación», como narra Quevedo a su amigo Adán de la Parra, preso en la Torre del Gallo de San Isidoro, pertenece a una parte del Parador que ya no existe y en ningún caso sería el actual torreón sur, junto al río, pues se terminó en el siglo siguiente.

Paradores ha puesto una placa en sus pasillos, en el lugar donde cree que se alzó la celda que, según Quevedo «tiene de latitud veiticinco pies y diecinueve de ancho, sus paredes estás desmoronadas. En la torre se entra después de ascender veintisiete escalones».

Si el viajero inquieto, sea o no natural de estas tierras, se adentra en el Hostal, podrá leer la inscripción oficial y, si tiene suerte, llegar hasta la celda apócrifa, la que algunos historiadores sostienen que está en el trascoro de la iglesia de San Marcos, a la que se llega aún hoy por un pasadizo y luego una escalera aunque no haya ni 27 escalones ni los «veinte peldaños de donde cantan los monjes y con un río de cabecera». Arguyen que de siempre fue Quevedo un exagerado.

Es una estancia que Paradores mantiene cerrada al público, a la que se llega por pasadizos encajonados en el muro hasta toparse con una puerta que cruje recordando pesados cerrojos, una pequeña sala abierta entre gruesos muros iluminada por una pequeña apertura.

Otros investigadores buscan la celda de los sótanos, que Quevedo describe como «tan húmeda como un manantial, tan oscura que siempre es de noche, y tan fría que nunca deja de parecer enero».

Una celda a la que dijo ser trasladado meses después de su llegada, como agravamiento de su castigo tal vez.

«Tiene, sin ponderación, más traza de sepulcro que de cárcel», narra. «Ya se ve, no podía esperarse menos de un ánimo vengativo», añade.

«Tiene de latitud esta sepultura donde encerrado vivo, veinticuatro pies escasos y diecinueve de ancho. La techumbre y paredes están por muchas partes desmoronadas a fuerza de humedad; y todo tan negro que más parece recogimiento de ladrones fugitivos que prisión de un hombre honrado. Para entrar en ella hay que pasar dos puertas que no se diferencian en lo fuerte; una está al piso del convento y otra al de mi cárcel, después de veintisiete escalones que tienen traza de despeñadero. En medio de la pieza está colocada una mesa, que es donde escribo, que es tan grande que admite sobre sí treinta o más libros, de que me proveen éstos mis benditos hermanos».

Pero esos sótanos jamás han aparecido.

Tampoco hay acuerdo sobre los motivos que condujeron a Quevedo a ser preso aunque no hay historiador que sostenga ya que su confinamiento se debiera a que una mano deslizara bajo la servilleta de Fernando IV unos versos satíricos en romance contra el gobierno del rey y el todopoderoso Conde Duque de Olivares. Más bien fue un escarmiento público en el que se mezcló el carácter pendenciero y mujeriego del escritor, sus comentarios inteligentes y mordaces contra el poder establecido y, sobre todo, su convencimiento de que había que estrechar lazos con Francia.

No hay duda en cambio, como presidiario o en ‘arresto domiciliario’ de un Caballero de Santiago en un convento de su orden, de las sensaciones de Quevedo en San Marcos.

«El ceño de estas montañas, cuyos vientos rabiosos son súbita locura, traen noche e invierno; y en un mismo día de verano, que aquí es sólo vocablo, hacen vivir repartidos por las horas todos los meses del invierno». León.

Quevedo nació ケベード生誕 (1580) (4年前の再録・補遺)

Quevedo murió ケベード歿 (1645年)

ケベードの遺骨の謎 Los restos de Quevedo (TVEより)

La vida del Buscón: ケベードの傑作

Quevedo ケベード



Francisco de Quevedo



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既に書店に並んでいます。先日紹介した文庫の再確認です。

ヴィクトル・ユゴー 『死刑囚最後の日』
「死刑を宣告された男の、その最後の日を中心に執行までの瞬間を描いたフィクション。 刻々と迫る執行の時。おぞましいギロチン処刑と、それを見せ物として期待し集まる群衆……。死刑制度撤廃のために情熱を傾けて書きあげた、若きユゴーの作品。小倉孝誠訳
(光文社古典新訳文庫)






Victor Hugo nació (1802) ビクトル・ユゴーとスペイン Vivió de pequeñín en Madrid

う ちの子は... 語が話せますのよ (親馬鹿・馬鹿親) Habla álgebra / ユゴーの新訳「死刑囚最後の日」本日発売 Victor Hugo Último día de un condenado a muerte / pasaje の定義 (スペイン語を深める)

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昨日ジャン・パウルの『巨人』Titán を扱いましたが、『ブリキの太鼓』(映画版)の中に以下のような場面がありました。El tambor de hojalata


小人が小人に言うだけあって説得力があるように思えました。Oskar に 語りかけている矮人はサーカスの Bebra ベブラ男爵です。




大きいものの過ち (Anatole France nació (1844) アナトール・フランス誕生 母の話 madre)