Una oreja para ambos en un mano a mano mano con sabor añejo en el que el mexicano dio un gran espectáculo 'a su manera' en los primeros tercios con el sexto.
Guadalajara retrocedió en el tiempo con el mano a mano entre
Frascuelo (a 10 días de los 66 años) y El Pana (62): 127 años de torería
añeja en un paseíllo a contraestilo entre el colorido de las peñas y el
ruido de las charangas por un lado, y el tono sepia que desprendían las asoleradas figuras de los dos veteranos en su lento y cansino caminar hacia las tablas.
Frascuelo aportaba las formas correctas y la torería en cada gesto y El Pana, por su parte, el show improvisado. Un ansiado espectáculo que se hizo esperar hasta el sexto. Entonces, Rodolfo Rodríguez se convirtió en El Pana, ése ser impredecible capaz de recibir al toro con una suerte difícil de explicar: un afarolado sin toro, el capote por la espalda, la caída del mismo enroscado a su cuerpo, y coincidiendo con la veloz llegada del animal, una revolera inverosímil para despedirlo hacia afuera. Boquiabierto el público. Así hasta tres veces. El acabose. La plaza en pie.
Se creció El Pana, que se animó a poner banderillas. Dos pares al quiebro y el par de la Calafia para terminar de poner boca abajo la plaza y marcarse una vuelta al ruedo entre cánticos y bromas. Con la muleta, inició la faena con un ajustadísimo pase cambiado. Se celebró su baile a lo 'moonwalker' en su acercamiento hacia el toro y no faltó el momento dramático cuando cayó a merced del animal tras un molinete. Le perdonó la vida el de Juan Manuel Criado, que lidió una corrida noble para la ocasión. Pese a su reiterado fallo a espadas, se le concedió una oreja. No surgió la magia en sus dos primeros oponentes.
En la parte seria, Frascuelo dejó retazos de su Tauromaquia clásica. Trincherillas de otra época, verónicas de mentón hundido y medias marca de la casa. Lo mejor llegó en el tercero, del que paseó una oreja tras ser cogido al entrar a matar. Una vuelta dio en el quinto. Los aficionados, que llenaron más de medio aforo, ovacionaron el abrazo final de dos maestros del pasado en una tarde del presente que será recordada en el futuro.
Carlos Escolar, Frascuelo, de verde hija y azabache. Media en lo alto (ovación). En el tercero, estocada atravesada (oreja). En el quinto, pinchazo y media estocada (vuelta al ruedo).
Rodolfo Rodríguez, El Pana, de berenjena y oro. Tres pinchazos y el toro se echa (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos, tres descabellos y se echa (silencio). En el sexto, tres pinchazos y el toro se echa (oreja).
Frascuelo aportaba las formas correctas y la torería en cada gesto y El Pana, por su parte, el show improvisado. Un ansiado espectáculo que se hizo esperar hasta el sexto. Entonces, Rodolfo Rodríguez se convirtió en El Pana, ése ser impredecible capaz de recibir al toro con una suerte difícil de explicar: un afarolado sin toro, el capote por la espalda, la caída del mismo enroscado a su cuerpo, y coincidiendo con la veloz llegada del animal, una revolera inverosímil para despedirlo hacia afuera. Boquiabierto el público. Así hasta tres veces. El acabose. La plaza en pie.
Se creció El Pana, que se animó a poner banderillas. Dos pares al quiebro y el par de la Calafia para terminar de poner boca abajo la plaza y marcarse una vuelta al ruedo entre cánticos y bromas. Con la muleta, inició la faena con un ajustadísimo pase cambiado. Se celebró su baile a lo 'moonwalker' en su acercamiento hacia el toro y no faltó el momento dramático cuando cayó a merced del animal tras un molinete. Le perdonó la vida el de Juan Manuel Criado, que lidió una corrida noble para la ocasión. Pese a su reiterado fallo a espadas, se le concedió una oreja. No surgió la magia en sus dos primeros oponentes.
En la parte seria, Frascuelo dejó retazos de su Tauromaquia clásica. Trincherillas de otra época, verónicas de mentón hundido y medias marca de la casa. Lo mejor llegó en el tercero, del que paseó una oreja tras ser cogido al entrar a matar. Una vuelta dio en el quinto. Los aficionados, que llenaron más de medio aforo, ovacionaron el abrazo final de dos maestros del pasado en una tarde del presente que será recordada en el futuro.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Las Cruces. Jueves, 11 de septiembre de 2014. Más de media entrada. Toros de Juan Manuel Criado y uno, 4, de Encinagrande; correctos de presencia, nobles y aplomados en líneas generales.Carlos Escolar, Frascuelo, de verde hija y azabache. Media en lo alto (ovación). En el tercero, estocada atravesada (oreja). En el quinto, pinchazo y media estocada (vuelta al ruedo).
Rodolfo Rodríguez, El Pana, de berenjena y oro. Tres pinchazos y el toro se echa (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos, tres descabellos y se echa (silencio). En el sexto, tres pinchazos y el toro se echa (oreja).
El Pana: 'No pierdo esperanzas de confirmar en Madrid'
Madrid (España). Rodolfo Rodríguez 'El Pana' hizo balance de su tarde en Guadalajara y habló de su esperada confirmación de alternativa en Madrid. Lo hizo para Canal+Toros: 'El
sábado sólo hubo atisbos del toreo de El Pana. Estuvo a punto de fluir
la magia. Con 10 muletazos más la gente se hubiera volcado.
Afortunadamente El Pana es un torero completamente impredecible y la
gente le espera'.
Sobre su futuro, el 'Brujo de Apizaco' se muestra ilusionado y activo: 'Voy ahora a Portugal, luego a Francia y de ahí a México'. Sobre su confirmación en Las Ventas fue escueto: 'No pierdo la esperanza, no me canso de esperar'.