9月初頭、Ernesto Mr. T の帰国間際の El Norte de Castilla に こんな記事が載っていました。英語などという煮ても焼いても食えないような酷い言語の為にスペイン人も苦労しているようです。
¿Un sistema educativo de espaldas a la comunicación oral provoca que millones de ciudadanos no puedan hablarlo?
Buscar una persona en España que lleve más de diez años estudiando inglés y que no haya pasado aún del nivel intermedio resulta fácil, porque en esa situación se encuentra una buena parte de la población adulta. Es el caso de Víctor López, 40 años, o Isabel Martínez, de 32,o Tomás Zamorano, de 47, o... La enumeración continuaría hasta alcanzar al 45% de la población de entre 18 y 65 años que admite tener ciertos conocimientos de la lengua de Shakespeare (49,7% de los adultos), según la encuesta Actividades de Aprendizaje de la Población Adulta 2011, publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Sólo el 20% de esa mitad de la población adulta que ha
estudiado inglés asegura contar con un nivel avanzado. Y eso no implica,
como reconocen los expertos, que puedan tener un dominio claro de la
lengua. Una cosa es defenderse con el inglés durante las vacaciones y
otra muy distinta poder trabajar en esa lengua. ¿Qué problema tienen los
adultos con el idioma de los británicos? ¿Es la edad un impedimento o
es la falta de constancia o incluso el oscuro deseo de no aprenderlo
pese a ser conscientes de que es un requisito casi imprescindible para
encontrar trabajo?
Ninguna de las tres, aseguran los expertos. No hay que
culpabilizarse, al menos no del todo, ya que ni somos tontos, ni tenemos
el cerebro atrofiado, ni tampoco el sentido del oído embotado.
Sencillamente, la base educativa es muy deficiente, demasiado centrada
en la parte gramatical (no excesivamente difícil si se compara con el
castellano), mucho vocabulario y poco trabajo en las habilidades
comunicativas orales y en la pronunciación (el principal problema de la
lengua británica).
Resultado, un dominio más o menos claro de la lectura en
inglés, pero llegado el momento de hablar, dos frases como mucho y al
más puro estilo de Tarzán... ¡frustrante! Así lo explica Helena Cecilia
Kurçab, quien en su libro 'You can do it!' (Ed. Loquenoexiste), intenta
descargar a la mayoría de ciudadanos adultos de esa sensación de fracaso
perpetuo por no poder mantener una conversación en condiciones en
inglés.
Acomplejados
Kurçab insiste en que la base excesivamente formal de la
educación recibida, muy volcada en escribir y en leer (de hecho, en
estas habilidades los españoles sobresalen) es la causa de las
dificultades para superar ese peldaño que existe entre el nivel
intermedio y el avanzado, que permite la comunicación. Durante muchos
años, los españoles han tratado de construir un aprendizaje de inglés
utilizando los 'ladrillos' españoles: en inglés se pronuncian trece
vocales, señala, pero la mayoría de los españoles sólo trabajan con
cinco. Por ello, el oyente no entiende, la comunicación es imposible.
¿El resultado? El interlocutor calla acomplejado. «Es como
si acudiera a una reunión de ejecutivos vestido con una ropa que le
quedara mal: grande la chaqueta, el pantalón corto... Se sentiría
incómodo», señala esta profesora de inglés en su libro.
Kurçab cree, sin embargo, que los adultos que «de verdad
quieran hablar en inglés» lo conseguirán. Eso sí, deben tener claro cuál
es su objetivo («si lo puedes imaginar, lo puedes lograr») y
perseguirlo. Aunque, aclara, una de las ventajas que tienen los
españoles es que pese a su baja autoestima ante el aprendizaje de
idiomas, tienen una gran motivación. Si no fuera así, no se explicaría
cómo una persona puede pasarse años estudiando una lengua sin ver
resultados.
¿Cómo hacerlo? Aprendiendo los sonidos, escuchando todo el
inglés que se pueda y hablándolo. ¿Con quién? Aunque sea, con uno mismo.
Eso sí, en voz alta.
El tema de la motivación no lo tiene tan claro David
Lasagabaster, profesor titular de la Universidad del País Vasco y cuyos
trabajos de investigación se han centrado en el efecto de las actitudes
lingüísticas. Lasagabaster, aun reconociendo los fallos de un sistema
educativo tradicional, basado en la gramática y obviando el lenguaje
oral, cree que a los adultos les falta motivación y esfuerzo. «No basta
con ir a clase, hay que hacer mucho más y no se hace», señala el experto
tras participar en el seminario 'Aprendizaje a través de una lengua
extranjera', organizado por el British Council en la Universidad de
Alcalá de Henares.
Lasagabaster entiende que a la edad adulta las
posibilidades de disponer de tiempo para «ir más allá» de las clases
semanales de inglés son limitadas, «pero esto es una cuestión de querer,
de querer de verdad». «Ahora hay muchos recursos -canales de televisión
en lengua inglesa, emisoras de radio e innumerables opciones en
internet- para facilitar un contacto constante con el inglés. La lengua
de Shakespeare está a nuestro alcance sin necesidad de viajar, algo que
antes no ocurría. La puedes incorporar en tu rutina diaria. Si de verdad
quieres, aprendes, pero para ello deberás, por ejemplo, ver las
películas en inglés... ¿cuántos no lo hacen alegando que están cansados
después de todo un día de trabajo? Insisto, sí se puede, pero exige
mucho esfuerzo, y más aún a un pueblo que no ha tenido demasiado interés
en el aprendizaje de idiomas hasta hace relativamente poco tiempo».
Chris Dove, inglés afincado en España desde hace 43 años,
la mayor parte enseñando su idioma, y responsable del British Council
en Cataluña, cree que los adultos tienen un grave problema de confianza
porque vienen con un historial de fracaso que les pesa mucho todavía.
«Creen que nunca llegarán a hablar. Se saben con una pronunciación
viciada, pese a tener algunos más nivel gramatical que muchos ingleses.
Pero yo siempre digo, se puede. Escucha, escucha y habla. Trabajemos lo
que te falta».