2014年3月29日土曜日

Un japones en mi interior の作者 Jorge Villalmanzo Santamaría 歿 (2012年)


2年前の今日 Un japonés en mi interior という 作品を著した スペイン人作家 ホルヘ・ビジャルマンソ・サンタマリア が亡くなりました。 享年51歳。脳梗塞でありました。



残念ながら、邦訳はありません。原書を読む以外 手はありません。


JORGE VILLALMANZO SANTAMARÍA nació en Burgos el 22 de noviembre 1960 y falleció en la misma ciudad víctima de un infarto un 29 de marzo de 2012. Articulista habitual del abc de castilla y león durante 8 años,  de Diario de Burgos otros 12 años, ha colaborado en programas de radio en la cadena Cope, en la Ser y en radio Arlanzón. En la cadena televisiva canal-4, ha dirigido y presentado el programa de naturaleza -cuaderno verde- (38 programas) y ha colaborado en los programas de teatro y cultura: -cómicos y candilejas-, dirigidos por Fernando Quintanay en -madre tierra-, dirigido por Fuencisla Criado, ambos en Canal-4.
Es actualmente asesor literario de la editorial celya. Fundó con los poetas Eliseo González, Pedro Olalla y Alfredo Pérez, el colectivo -atlantes-, -instantia- y la publicación -pioderno de poesía-. Ha publicado artículos en las revistas: -el lucernario-, -universitarios en diálogo-, -luzdegas-, -calamar-, -telira-, -en plural-,- -a.s.u.s.-, -con voz propia-, -los libros- (gremio de editores de castilla y león) -milenrama-, -plaza san Juan-, -entelequia-, etc. Ha publicado también en las revistas de tirada nacional -andarrios-, -pescamosca-, -blackmarket-. Colaboró durante todos sus números editados en la 1º revista de micología en nuestra comunidad, conocida por -amagredos -(Ávila). Como escritor ha llevado al mercado editorial Las cenizas de la nieve en la colección -aedo de poesía- (prólogos de Antonio Gamoneda y Gustavo Martín Garzo), ed. celya. 2001, Círculo Adscrito (por penumbra y reflejo), ed. celya. 2003. Un japonés en mi interior, (novela) ed. celya. 2004. Jorge Villalmanzo de la misma forma ha participado en decenas de libros de relatos como en -Bazar de Tinta-.



De buena tinta: ‘Un japonés en mi interior’, de Jorge Villalmanzo

Bajo su apariencia de irlandés despistado, recién salido de una película Stephen Frears, este burgalés de pura cepa es un claro ejemplo de que los multidisciplinares hombres renacentistas siguen viviendo entre nosotros, aunque sea ésta una época mucho menos propicia para la filosofía y para la lírica.

Escritor, poeta, asesor literario de la editorial Celya (donde ha publicado dos poemarios: Las cenizas de la nieve y Círculo adscrito), articulista de ABC y Diario de Burgos, colaborador en la Cadena Ser, Cope y Radio Arlanzón, monitor de jardinería y medio ambiente, percusionista del grupo folk burgalés “El Cencerro Eléctrico” y, sobre todo, divertido caballero de bonhomía extrema con quien compartir sobremesa es un regalo divino, pues cincela los recuerdos de su vida y las vivencias de sus recuerdos con la inusitada maestría de quien realiza una ofrenda única e irrepetible a sus interlocutores, los cuales quedan ahítos ante imaginación tan apabullante.

Y como se escribe como se es, no resulta extraño que en la contraportada de “Un japonés en mi interior” (novela en forma de diario que plasma las vicisitudes, ora amargas ora divertidas, de un primerizo vendedor de guitarras españolas cuyos pasos transcurren por un extraño país en busca de algo que no sabe muy bien qué es) podamos leer lo siguiente: “Retazos de vivencias, de sueños y deseos… Fragmentos de pensamientos, del pasado, del presente y planes de futuro… Este atípico diario nos introduce en la vida de un personaje que bien pudiera ser cualquiera de nosotros en un momento indeterminado de nuestra existencia”.

Identificación personal y atemporalidad que hacen, de este libro, brújula de quien se sienta también permanente explorador de lo más recóndito de sus entrañas, por más áspero que pueda ser lo hallado, pero a cambio, ¡siempre!, de perseguir la luz cegadora que ilumine nuestro vagar, porque “Y si lo hiciera / ¿quién podría reprocharme / creer en las cenizas de la nieve?”.




 Del irrefrenable sentimiento de la huida y de los viajes iniciáticos habla este diario de soledades y de cómo algunos seres las combaten.
 El protagonista, un vendedor de guitarras, viaja a Japón. De las aventuras comerciales y sentimentales del protagonista, trata esta historia de buen trazo.





にほんブログ村 本ブログ 海外文学へ
にほんブログ村 海外生活ブログ スペイン情報へ
にほんブログ村 海外生活ブログへ

(以下は 死の翌日、2012年3月30日の Diario de Burgos 紙のものであります。)

La gente que, como él, no debería morirse nunca, suele marcharse siempre con algún guiño luminoso. En el caso de Jorge Villalmanzo, enamorado a perpetuidad de la primavera, han sido los ciruelos salvajes de esta ciudad, que han estallado todos en flores blancas y malvas para decirle hasta la vista, amigo, hasta siempre. Su muerte repentina y a traición en la tarde noche de ayer en forma de infarto ha devuelto súbitamente al invierno a una ciudad cuya actividad cultural no podría comprenderse desde hace lustros sin el concurso de este hombre orquesta, de uno de los más entusiastas, generosos y vitalistas agitadores culturales que haya tenido nunca Burgos.
Artista multidisciplinar, poeta, músico, escultor secreto, columnista de prensa, delicado jardinero, crítico literario y de arte, impulsor de cuantas iniciativas culturales pudieran darse aunque llevaran desde su nacimiento el sello del fracaso... Jorge lo fue todo aunque nunca le cundiera nada, atento como estaba siempre al otro, al prójimo, lo que le llevaba habitualmente a olvidarse y preocuparse de sí mismo. Esa generosidad, como recordaban anoche sus impactados amigos -Óscar Esquivias, Pedro Olaya, Ricardo Ruiz, Eliseo González, Ignacio del Río- fue el principal rasgo de su carácter. Jorge lo daba todo a fondo perdido. Hijo del gran artista Andrés Villalmanzo, ‘Guma’, se deslumbró a corta edad por la poesía de Rubén Darío, que le llevó indefectiblemente a todo lo demás: Octavio Paz, César Vallejo, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Antonio Machado... Y a soñar con escribir porque, solía afirmar recitando a Pessoa, «vivir es ser otro».
Jorge Villalmanzo fue otro. Fue todos. Fue el fundador de asociaciones y revistas literarias como Atlantes o Pioderno; colaboró y sostuvo con su entusiasmo muchas más -Alventa, Lucernario, Luzdegas, Plaza de San Juan, Calamar, Andarríos, Entelequia, Menta y Limón, Burgos en Plural y un larguísimo etcétera-; ayudó con ánimo y fe inquebrantables a jóvenes poetas, jóvenes periodistas, jóvenes pintores, jóvenes músicos, a los que abrió puertas y más puertas, a los que puso en contacto con los ‘mayores’, a los que facilitó su salida al exterior, al mundo caníbal de la creación en el que gente como él es una verdadera rareza. Sin pedir jamás nada a cambio, absorto como estuvo siempre en los demás, publicó sus obras más tardíamente que otros miembros de su generación.
Destaca de su proyección literaria el poemario Las cenizas de la nieve, al que Gustavo Martín Garzo definió con una frase de León Bloy: «El hombre tiene lugares en su corazón que todavía no existen y, para que puedan existir, entra en ellos el dolor».  Los libros Círculo adscrito, Un japonés en mi interior y Bazar de tinta componen el resto de su bibliografía en solitario, porque lo que hizo Jorge esencialmente fue compartir, repartir entre todos su alma y también su obra, que regaló en antologías, revistas, publicaciones corales de las que siempre hablaba de los otros, de tal o cual poeta. Jamás de sí mismo.
Tenía 51 años. Siempre estaba embarcado en ilusionantes proyectos; siempre tenía una palabra amable; siempre dibujaba una sonrisa; siempre regalaba su mirada azul y transparente; siempre recibía con los brazos abiertos a todo aquel que se le acercaba reclamando su presencia, su apoyo, lo que fuera, porque siempre decía que sí, porque nunca decía que no, porque todo lo hacía con apasionamiento y desinteresadamente. Alma sensible como pocas. Corazón tan grande que ayer se detuvo inmovilizando con él el pulso de una ciudad, devolviéndola al invierno, dejando perplejos y muertos de dolor a su mamá, a sus hermanos, a María José, a sus amigos, que ayer mismo le decían: «Hasta mañana, Jorge».
Hasta mañana.