Emilio Alarcos Llorach (Salamanca, 22 de abril de 1922 - Oviedo, 26 de enero de 1998) fue un filólogo español, catedrático emérito de la Universidad de Oviedo y miembro de la Real Academia Española y de la Academia de la Lengua Asturiana.
Fue hijo del también catedrático de Letras de la Universidad de Valladolid Emilio Alarcos García (1895-1986), que fue académico correspondiente de la RAE (no confundir con académico de número).
Inició sus estudios universitarios en Valladolid, donde su padre era catedrático; los continuó en Madrid, donde tuvo como maestro a Dámaso Alonso y por cuya universidad se doctoró en Filología Románica en 1947. Catedrático de instituto en Avilés desde 1944, su estancia como lector de español en Berna y Basilea (1946-1947) fue decisiva para su formación como lingüista, pues le permitió entrar en contacto directo con corrientes científicas que apenas habían tenido eco en España, y que él contribuiría de manera decisiva a difundir en su patria. Tras otro breve período como catedrático de instituto en Cabra (Córdoba) y Logroño, obtiene en 1950 la cátedra de Gramática Histórica de la Lengua Española en la Universidad de Oviedo. De su fecunda labor en esa universidad dan testimonio sus numerosos discípulos, así como una revista que él levantó a pulso, Archivum, imprescindible en los estudios hispánicos. Electo para el sillón B de la Real Academia Española en 1972, su ingreso efectivo en la corporación se produjo un año más tarde. Además fue también miembro fundador y de honor de la Academia de la Lengua Asturiana. Era, en el momento de su fallecimiento, Presidente de la Asociación de Historia de la Lengua Española. Da nombre a un instituto de enseñanza secundaria en el barrio de Moreda (Gijón) el IES Emilio Alarcos y a un Premio de Poesía. Asimismo, cabe mencionar el busto que los vecinos de Gijón erigieron en su honor el 2002 ya que siempre mantuvo una estrecha relación con esta villa asturiana.
Emilio Alarcos contribuyó decisivamente a la introducción y difusión en España de las teorías lingüísticas de diversas escuelas del estructuralismo europeo: primero fue el Círculo Lingüístico de Praga con la Fonología española (1950); después, la Glosemática de Copenhague con una Gramática estructural (1951); y finalmente el funcionalismo martinetiano con sus imprescindibles Estudios de gramática funcional del español (1970) en relación con otros funcionalistas españoles como Vidal Lamíquiz. La culminación de sus estudios gramaticales llegó con la publicación de su Gramática de la lengua española (1994).
<Comencé a trabajar en el proyecto a principios de 1985. Mi propósito consistía en exponer los rasgos de la gramática del español que se descubren en los actos orales y escritos de los usuarios de la lengua en este siglo XX. Hoy día concurren normas cultas diversas en los vastos territorios donde se practica el español como lengua materna. Ya no es posible sostener, como un siglo atrás hacía Leopoldo Alas, que los peninsulares somos los amos del idioma; más bien, según propugnaba don Ramón Menéndez Pidal, debemos ser solo sus servidores. Se comprende y hasta se justifica que cada uno encuentre más eficaz y precisa la norma idiomática a cuya sombra ha nacido y se ha formado: pero ello no implica rechazo o condena de otras normas tan respetables como la propia....
Si la sabiduría popular asegura que “cada maestrillo tiene su librillo”, en ningún dominio del conocimiento se revela ese adagio con más eficacia que en el de la gramática. No cabe mínimo acuerdo teórico entre gramáticos, y por algo fueron equiparados con los fariseos hace dos mil años>
Emilio Alarcos Llorach.
Emilio Alarcos también llevó a cabo algunos estudios de crítica literaria, ocupándose, entre otros, del análisis de la poesía de Blas de Otero o de Ángel González.
Su padre, Emilio Alarcos García, falleció a los 91 años en Valladolid el 14 de marzo de 1986, y él a los 75 años, en Oviedo, el 26 de enero de 1998.
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