En Japón, la época de lluvias prolongadas que se presentan en el mes de junio se llama tsuyu.
Antiguamente, el tsuyu era indispensable para la agricultura del país, principalmente para los arrozales.
Hoy, por el hecho de ser Japón un país esencialmente industrial, el periodo de lluvias es un estorbo. La lluvia persistente es sombría y el moho prolifera.
Para protegernos de la lluvia pensamos en un paraguas y un buen par de botas, pero en el antiguo Japón, se usaba el kasa (笠), un sombrero para protegerse de la lluvia, la nieve y de los rayos solares. Estaba confeccionado con paja (del tallo del arroz), bambú, ciprés japonés, pino y cedro que eran cortados en tiras finas y luego trenzados.
Para proteger el cuerpo se utilizaba el mino, una capa de paja para la lluvia que también era usado como uniforme de trabajo. Esta indumentaria se utilizó desde épocas remotas. En la Era Meiji, con la incursión de los sombreros que traían de Occidente y además con el uso popular del sombrero de paja de trigo, en la Era Showa, el mino se convirtió en una prenda rara.
Había también un paraguas con un mango largo que era conocido como karakasa. Según registros históricos, en el siglo VI el emperador de China envió un karakasa de regalo al emperador de Japón. Dicen que este paraguas tuvo su origen en Tailandia y Vietnam, pasó luego a China hasta que llegó a Japón. Fue utilizado sólo por la nobleza hasta la llegada de la Era Edo.
En la segunda mitad del siglo XVII, el janomekasa, sombrilla hecha con papel y bambú, se volvió muy popular. Era pintada al óleo dándole características muy japonesas. La traducción literal del janomekasa es paraguas de ojo de serpiente, y el origen del nombre está en la parte blanca del centro que, según dicen, recuerda el ojo de una enorme serpiente.
A fines del siglo XVIII, el janomekasa se volvió más estrecho y la moda era caminar con el paraguas pegado a la cintura, después de la lluvia. Los diseños que lucían servían para distinguir bien entre maestro y criado. En la Era Feudal, los instrumentos usados eran diferentes de acuerdo a la clase social a la que se pertenecía.
En la Era Edo, los paraguas no eran descartables, como lo son hoy en día. Cuando suman algún daño eran mandados a reparar varias veces. Había tiendas de trueque y compra de paraguas usados.
Actualmente, con la occidentalización, los paraguas son muy variados, para todos los gustos y combinaciones. Las mujeres acostumbran usar una sombrilla para protegerse de tus rayos solares, porque a diferencia de los países latinoamericanos donde a las mujeres les gusta lucir bronceadas en verano, en Japón son consideradas más bellas aquellas que tienen la piel blanca.
El janomekasa todavía es usado como un accesorio a las ropas tradicionales japonesas, es un complemento en las danzas (butou 舞踏), en las ceremonias de té al aire libre, y es enviado como regalo en las ceremonias que celebran la longevidad, se escriben mensajes de congratulación y se firma en el paraguas (kotobuki kasa 寿笠).
Los artesanos japoneses que fabrican paraguas tradicionales van envejeciendo mientras que la producción sigue cayendo. Una pieza cuesta más de diez mil yenes. Una imitación china cuesta cuatro veces menos. Un paraguas común y corriente vale entre 300 y 1.000 yenes. En los días lluviosos es el objeto más olvidado en ómnibus y trenes. Se calcula que en Japón cada persona posee cuatro o cinco paraguas y se ha convertido en un accesorio de moda en días de lluvia.
今日は「傘の日」Día de paraguas ( solo en Japón )
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