ヘミングウェイの自殺から52年が経ちました。
En la madrugada del 2 de julio de 1961 en su casa de Ketchum, Idaho, Ernest Hemingway, que era un cazador consumado, se levantó de la cama donde aún dormía su cuarta esposa, caminó unos pasos y se disparó en la boca con su escopeta.
Como no dejó nota de suicidio, hubo dudas acerca de si su muerte había sido intencionada o producto de un accidente. Como mínimo, se dejó abierta la posibilidad de que la decisión de privarse de la vida hubiese sido tomada por un hombre que ya no estaba en sus cabales. Por esta razón, se dijo, pudo ser enterrado bajo los preceptos de la iglesia católica.
Pero, aún se seguirán debatiendo las posibles causas de la muerte, a la edad de 61 años, de uno de los escritores más laureados -y más famosos- del siglo XX.
Con el tiempo se han elaborado diversas teorías, todas profusamente fundamentadas. Algunas teorías aluden a sus numerosos padecimientos físicos: sufría de una enfermedad de la córnea, que amenazaba con dejarle ciego, toda una tragedia para un escritor y lector; le habían diagnosticado Alzheimer poco antes; y llevaba años librando una batalla perdida con el alcoholismo.
Pero eso era tan solo la punta del iceberg: de acuerdo con distintas fuentes, Hemingway padecía de bipolaridad y sufría también de diferentes desórdenes siquiátricos que en buena medida pueden haber sido hereditarios, ya que otros miembros de su familia también se habían suicidado, incluyendo a su padre.
Como quiera que fuera, en los últimos años Hemingway venía recibiendo ayuda siquiátrica, incluyendo tratamientos de “electroshock”, y había tratado de suicidarse en más de una ocasión.
Por último, según argumenta en un artículo publicado el año pasado para conmemorar el cincuentenario de su muerte un amigo suyo, el dramaturgo Aaron Edward Hotchner, fue otra la causa verdadera del presunto suicidio del escritor, que había vivido en Cuba buena parte de las décadas de los cuarenta y cincuenta en su finca de La Vigía, en las afueras de La Habana, antes de regresar permanentemente a los Estados Unidos en 1959.
Según Hotchner, la verdadera razón fue la preocupación que le había causado a Hemingway el sentirse vigilado en todo momento por el FBI, que sospechaba de sus relaciones con el recién instalado gobierno de Fidel Castro, con quien compartió y se fotografió en la bahía de Cojimar en mayo de 1960, al celebrarse un torneo de pesca ganado por el líder cubano que siempre le mencionó entre sus escritores favoritos.
Tanto por los temas que trató, como por su estilo de escribir, Hemingway puede ser considerado el escritor ‘macho’ por excelencia. Es decir, escribía sobre aquellos temas considerados masculinos -la guerra, la valentía, la dignidad ante la muerte- y lo hacía con un estilo seco, estoico, que se abstenía de profundizar mucho en las interioridades sentimentales de los personajes.
Ambas cosas -el ‘machismo’ de sus temas y la concisión de su estilo-, de seguro fueron producto de su formación periodística y de su afición a estar donde estuviera la acción: condujo una ambulancia en la Primera Guerra Mundial, luego se exilió en Europa como parte de la llamada ‘generación perdida’ en los años 20 y luego se unió a la causa republicana en la Guerra Civil española.
Y, en efecto, la economía verbal que se le hacía imprescindible a un corresponsal de guerra apremiado por el tiempo y limitado por el espacio terminó convirtiéndose en su ideal literario.Pero a pesar de que su imagen popular era la de un borrachón que escribía a mano en una barra usando una botella para evitar que el viento se llevara las cuartillas que iba llenando, Hemingway era un perfeccionista incansable, hasta el grado de que una vez, al preguntársele cómo escribía, explicó: “Una página magistral y 90 de pura mierda. Con suerte, esas 90 terminan en la basura”.
Muchos consideran que su obra maestra fue la novela corta ‘El viejo y el mar’ (1952), ambientada en Cuba y protagonizada por un viejo pescador, Santiago, que lucha varios días con un marlin mar adentro y que, aunque finalmente logró pescarlo, no pudo traerlo a tierra sin que lo consumieran los tiburones.
Pero su tesón ejemplificó una de las creencias básicas de la obra de Hemingway: “un hombre puede ser derrotado, pero no vencido”.
La novela, en fin, obtuvo el premio Pulitzer de 1952 y, según expresó el comité seleccionador al otorgarle a Hemingway el premio Nobel de literatura en 1954, fue también una de las principales razones para que se le concediera el galardón.
以下は、Hemingway が スペイン語で entrevista に応じている 貴重な video です。
最後は、Antonio Ordoñez との foto を付すことにします。
Hemingway, Hace 51 años murió un amigo de Botín