Plaza de toros de Lima. Media plaza. Toros de don Juan Bernardo Caicedo, muy bien presentados y de juego variado. Javier Castaño, oreja y silencio; David Mora, palmas y silencio; y Juan del Álamo, silencio y dos orejas
El diestro Juan del Álamo salió arrollador durante toda la tarde, y demostró que viene a América a la antigua, es decir, a abrirse camino y no dejarse ganar la pelea por nadie, no se presentó en plan de figura, se presentó en Acho como matador de toros para imponerse y decir que en el toreo tiene voz y voto. Ese entusiasmo desbordante de su toreo caló en los tendidos de la plaza que valoró en todo momento su labor desde que se abrió de capa hasta el estoconazo final en su segundo toro al que le cortó las dos orejas.