A LA HORA MALA NO LADRAN CANES
Es como decir que a la hora de la desgracia no hay quien nos tenga envidia; pues, ¿qué mala voluntad puede suscitar quien se encuentra en estado de ser visto con lástima?
La maledicencia se ha cebado siempre en los que han subido, en los que están en un nivel -sea social, intelectual, moral o económico- superior al del autor o autores de la calumnia. Que la envidia se complace 'en intentar derribar a los que llegaron a un puesto alto, pero es incapaz de sentir estímulo por ello para intentar llegar también a ese punto u otro superior. Por eso aconsejaba fray Luis de León como estado perfecto el de pasar por este mundo "ni envidioso ni envidiado" .
Cuando hacía más falta que ladrase.