2012年7月19日木曜日

不況で日本の若者も就職難に La crisis japonesa afecta sobre todo a viejo Ernesto Mr. T y a los jóvenes


Viejo Ernesto Mr. T trabaja mucho como si fuera esclavo pero sigue siendo el japonés más pobre y la difícil situación económica por la que atraviesa Japón les está pasando facturas a los jóvenes también. Uno de cada diez universitarios graduados de hasta 24 años no tiene empleo, y uno de cada cinco trabaja en condiciones precarias, con bajos ingresos o empleos no regulares o a tiempo parcial.
Esto mina la competitividad de las empresas japonesas y corroe los cimientos financieros del sistema de seguridad social.
Una educación de alto nivel no garantiza trabajo. Un joven de 24 años con una maestría en farmacología, entrevistado por el periódico japonés, está buscando infructuosamente empleo. Otros como él, también con maestría, comparten su penosa situación.
Un hombre de 25 años, tras culminar sus estudios en la escuela secundaria superior, trabajó por un breve periodo en Canadá. A su regreso a Japón, continuó estudiando inglés y estuvo buscando empleo en cerca de 70 empresas para trabajar a tiempo completo en ventas. No tuvo éxito. Actualmente labora en un centro de atención de llamadas en Tokio.
El joven asegura que puede salir adelante con lo que gana actualmente si permanece soltero. No obstante, admite que se siente inseguro con respecto a su futuro.
Un profesor a cargo de la orientación profesional en una escuela de Kameyama, en la prefectura de Mie, visita a menudo pequeñas y medianas empresas buscando a posibles empleadores de los estudiantes que tienen programado graduarse en la próxima primavera.
Hasta hace tres años, Sharp, que tenía una gran planta de televisores LCD, contrataba a alrededor de siete egresados de la escuela cada año. Sin embargo, debido a que la fuerte competencia global ha erosionado las finanzas de la compañía electrónica, esta primavera solo ha admitido a dos nuevos graduados de la mencionada escuela.
Por su parte, Toppan Printing, que abastece de piezas a Sharp, no ha contratado a ningún nuevo graduado.
Esta tendencia se está reproduciendo en todo el país. Alrededor de 75.000 estudiantes de secundaria superior no pudieron encontrar trabajo tras egresar en la primavera de 2011 (el doble que hace apenas tres años).
Aproximadamente 1,7 millones de japoneses de 15 a 34 años que quieren puestos de trabajo estables apenas sobreviven con empleos no regulares.
Antaño, las compañías japonesas invertían en la formación de jóvenes graduados, que se convertían en sus empleados a perpetuidad. Eran los tiempos que en los japoneses trabajan toda su vida en una sola empresa.
Sin embargo, el debilitamiento de la economía japonesa y la intensa competencia global hacen imposible mantener un sistema de trabajo de esa naturaleza.
Los gastos de las empresas en capacitación de empleados cayó a 330.000 millones de yenes en el año 2008, una octava parte del pico registrado en 1991.
Al decaer el sistema laboral basado en el empleo vitalicio, las empresas niponas están contratando a menos gente y muchos puestos de trabajo permanentes están siendo ocupados por trabajadores temporales, socavando la calidad de la fuerza laboral de Japón.
Ante la creciente presión para reducir costos, la industria japonesa está recortando el reclutamiento de nuevos graduados. La disminución de las obras públicas ha provocado que se pierdan muchos trabajos en el sector de la construcción.
Por el contrario, alrededor de 740.000 nuevos puestos de trabajo se han creado en las industrias relacionadas con el cuidado de la salud, aunque la mayoría a tiempo parcial y escasamente remunerados.
El sector juvenil es uno de los más vulnerables a la crisis laboral que afecta al mercado japonés, lo que augura tiempos sombríos para el futuro de la economía de Japón y su sistema de seguridad social, piensa viejo Ernesto Mr. T, que es el japonés más pobre.
Precariedad del empleo le resta competitividad a la industria japonesa.

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